Los niños y niñas de cualquier edad se
mueven y realizan una intensa actividad diaria. Para que puedan hacerla
libremente, deben estar cómodos y seguros con su ropa. Además, su atuendo debe
hacerles sentir a gusto consigo mismos, integrarles en la comunidad en la que
están, no distinguirles en exceso y en negativo de los demás, y evitar que
nadie les mire o ridiculice por su aspecto.
Hay errores muy básicos que los padres
cometemos al vestir a los niños, y que pueden incidir en su comportamiento o
actividad cotidiana. La ropa puede ayudar a que sean felices, pero también
puede provocarles disgustos. ¡Vamos a tratar de evitarlos!
1. Ropa
incómoda
La ropa de los niños, desde que
van a la escuela infantil o kínder, debe ser cómoda. Los más
pequeños realizan muchas actividades de aprendizaje y desarrollan las
habilidades básicas, como comer, expresarse con manos y pies, pintar, ir al
baño… Con unos zapatos que no les ajustan bien o les hacen daño, con pantalones jeans estrechos que no pueden bajarse a tiempo en el baño,
con petos, faldas, vestidos y leotardos, o ropa demasiado delicada o vaporosa,
se sentirán incómodos, no integrados e infelices.
Para que siempre pasen un buen día, la
ropa debe ser adecuada a la actividad que realicen, como ir a la escuela
infantil, o de visita los domingos.
2. Ropa
insegura
Si la ropa es cómoda para ellos, también
será segura. Si no pierden un zapato no se caerán corriendo. La ropa puede ser
causa o medio para que se produzcan accidentes de todo tipo, como que se orinen
encima, tropiecen, o se enganchen en juegos o columpios. Su seguridad, debe ser
prioritaria. En este sentido, hay que vigilar también la idoneidad de cierres,
cremalleras, botones, cordones y corchetes. Cuanto más sencillos de manejar,
mejor. La ropa debe ser flexible y fácil de quitar y poner.
3. Disfrazados
a diario
Por mucho que queramos estimular su
imaginación, no debemos vestirles constantemente como si fueran disfrazados.
Los niños deben aprender a vestir de una forma normal y adecuada a la actividad
que realicen, e ir con el traje de princesa al colegio, o como si fuera un papá
que va a la oficina, con su corbata y todo, no es lo más recomendable, por
mucho que a ellos les encante.
Puede que los padres gusten de vestir a
sus hijos con estilos muy marcados (rockeros, góticos) pero lo
oportuno sería hacerlo en días o momentos puntuales, y esperar a que los niños
desarrollen sus propios gustos, para que decidan si con esa ropa se sienten
bien ante su grupo de amigos.
4. Sin
estilo o mal combinados
Que sean niños, no significa que pueden
ir vestidos de cualquier manera. Las normas de estilo básicas, aceptadas
socialmente por la mayoría, se pueden trasgredir cuando son más mayorcitos o
adolescentes, y defienden con su ropa la identidad que están buscando.
Mientras les visten los padres, hay que
procurar no poner calcetines con sandalias, no mezclar una camisa de vestir con
unos pantalones deportivos, o unas deportivas de fútbol con unblazer.
Tampoco queda bien una falda sobre unos jeans,
o una blusa con un gran estampado y una falda con otro gran estampado distinto.
Enseñarles a combinar y vestir adecuadamente es
fácil si se les aplica las mismas máximas de corrección y estilo que utilizan
los mayores para vestirse ellos.
5. Ropa
sexuada
Por mucho que nos guste vestirles como
caballeritos y señoritas, existe ropa infantil con la que parecen mayores, que
no se ajusta a los lógicos criterios del decoro en edad infantil. Una niña no
debe llevar una blusa que parezca un corsé, ni un pequeño debe ir vestido como
si trabajara en un local nocturno. Hay que evitar que la ropa infantil se vea
demasiado “sexuada” o sexy. Ya tendrán tiempo de mayores.
6. Materiales
inadecuados
El algodón o el lino son las telas más
apropiadas para la ropa infantil. En ocasiones especiales, como en fiestas
familiares o de disfraces, se pueden utilizar tejidos más vaporosos e
incómodos, o más artificiales, que no dejan transpirar. Pero debe ser
excepcional. Lo mismo ocurre con adornos como las lentejuelas, la licra y las
prendas ajustadas, o los tintes de mala calidad, que les manchen o puedan
producirles intoxicaciones.
La ropa con manchas permanentes, o
deteriorada, también debe ser desechada, por seguridad, y por imagen.
7. Colores
en su punto
Vestir a los niños con colores, incluso muy
vivos, es adecuado para que se sientan alegres y estimulados. Sin embargo, no
hay que pasarse. No se trata de que un niño o niña vaya al colegio como si
fuera un cuadro impresionista. También en la utilización del color y su
combinación debemos tener cuidado.
Un exceso de cromatismo en cuanto a
cantidad e intensidad, puede hacer que llame la atención de una forma negativa.
La misma norma se puede aplicar al contrario. Los niños no deberían ir vestidos
de manera monocromática, o aburrida, con un abuso de los blancos, los negros y
los grises.
8. Talla
equivocada
Llevar la ropa o el calzado que se les
ha quedado pequeña no sólo es incómodo e inseguro para ellos, sino que puede
generarles, incluso, pequeñas lesiones o problemas de salud. Llevar la ropa más
grande de su talla también es incómodo, aunque más sencillo de solucionar,
haciendo pequeños arreglos de costura ,
que se pueden deshacer cuando crecen, como meter los dobladillos.
9. Ignorar
el clima
Por muy cómodos y guapos que estén, no
deben llevar zapatillas de tela en época de lluvia. Ni se debe abrigarles en
exceso, ni creer que con varias capas de ropa de primavera pueden luchar contra
el frío. Los niños deben llevar la ropa que les preserve del frío y otras
inclemencias, y vestir con prendas ligeras y frescas cuando hace calor. Sobre
todo cuando son más pequeños y no tienen autonomía para quitarse o ponerse ropa
que les esté incomodando. Y deben tener prendas suficientes,
para prever manchas, roturas y accidentes.
10. Moda
mal interpretada
Se puede controlar que los niños no
parezcan anuncios andantes cuando podemos vestirles con ropa de marca. No es del
todo bueno para su educación que se distinga por ello y aprenda a “presumir” de
nivel adquisitivo. Si un día no se le puede vestir con marcas, lo puede pasar
muy mal.
Lo mismo ocurre al contrario, si su
entorno viste con algo más que “trapillo” o ropa de gran superficie, podemos
buscar ropa de marca y calidad de
segunda mano para que pueda tener de todo en su armario.
Escuchar a los hijos sobre sus gustos e informarse sobre qué se lleva entre sus
amistades, ayuda a tener una interpretación afín a la suya en cuanto a la moda,
y cómo quieren vestirse.
Fuente: About.com
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